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PRIMERA PARADA... RUMANÍA.

martes, 14 de noviembre de 2017

TERCERA PARADA... Visitando Vampiros, Transilvania.

               Aquí estamos de nuevo...

               Hoy nos encontramos de camino a meternos de lleno en una de las historias más famosas y sangrientas de la historia de Europa… La conocida vida “vampírica” del príncipe Vlad Tepes, de Transilvania, Rumanía. Nos adentraremos, además en la faceta no tan conocida y la que le dio la fama de vampiro, cosa que solo es una falacia pero que en la época se creía verídica la capacidad de transformarse en el ser alado que chupa la sangre de sus víctimas.


               Llegamos al castillo de Bran en el que Vlad Tepes o más conocido como Drácula, gobernó sus días de mayor apogeo en la zona. Es un imponente castillo medieval sobre una colina, rodeado de bosque y de un halo de misterio e intriga…. Una pregunta nos asalta ¿Nos encontraremos con los espíritus de las víctimas de Vlad, vagando por dondequiera que vayamos?


               Nada más acercarnos y disponernos a entrar, nos damos cuenta de la inmensidad del castillo, de sus grandes dimensiones y, cómo no, nos percatamos de la capacidad que tiene este lugar de crear sensaciones extrañas en nosotros.

               Podemos pensar enseguida que la capacidad adquisitiva de quien lo construyó no era la habitual para un simple campesino de la época, sino que era alguien poderoso, muy poderoso, y que fue capaz de centrarse en todo lujo de detalles que han perdurado hasta nuestros días.


Según la gente de la zona, la mejor época para visitarlo es durante el invierno, en la época de nieve, ya que la estampa es realmente bonita y traslada a cualquiera que se encuentre allí, al medievo.

A pesar de la fama que ha obtenido este castillo medieval gracias a la novela de Bram Stoker, Drácula, se cree que el príncipe nunca habitó este castillo, habiéndolo hecho en el castillo (ahora prácticamente en ruinas) de Poenari, donde llevaría a cabo sus macabros actos de encarcelamiento, asesinato y empalamiento hacia sus más de 50.000 víctimas.


               Esta pasión por el empalamiento y el derrame de sangre humana es lo que le valió la fama de “vampiro-chupasangre” ya que en la época esta visión aterrorizaba aún más que ser un ser común y terrenal, el poderse encarnar en un ser semi-mitológico.

               Hoy en día esta figura de Vlad sigue teniendo mucha atracción, ya que la gente visita los principales lugares donde se desarrolló la historia de este sanguinario príncipe y, además, gracias a todo el halo de misterio y leyenda que le rodea debido a la novela que le “resucitó” de entre las historias olvidadas durante años.

               ¿Nos sigues acompañando en esta aventura?
               Hasta pronto...

lunes, 6 de noviembre de 2017

SEGUNDA PARADA... Craiova - OLTENIA (Rumania)


¡Estamos de vuelta!



               Tras nuestra primera parada, y coger fuerzas, nos dirigimos a Oltenia, la zona donde se encuentra el parque más grande del mundo. En él es común encontrar a parejas que se hagan las fotos de bodas, diferentes banquetes, un viaje en barco o simplemente pasear.

               Encontramos también en el municipio de Craiova, el Dolj, un botánico con una gran diversidad de especies de flora y siempre verde. Posee varios lagos y un museo a pequeña escala.

 

               Otro lugar de interés es la plaza mayor (centro) y sus proximidades, donde encontramos el Consistorio local, el Ayuntamiento, edificios más antiguos y repletos de obras arte, además de la moderna fuente musical, que con sus brillante colores, atrae a muchos visitantes, en las noches rumanas.



Consitorio y Ayuntamiento




             Aquí nos despedimos hasta la próxima parada...
¿Nos acompañáis en esta aventura?

martes, 31 de octubre de 2017

PRIMERA PARADA... RUMANÍA.

                Empezamos nuestro viaje…

                Llegamos a Rumanía, este interesante país de mitos y leyendas, en el que Drácula forma parte del día a día. Un país en el que la unión entre pasado y presente está visible, palpable en cualquier rincón, en los cuatro puntos cardenales.

                Este país del sur este de Europa, en la frontera con el Mar Negro, tiene frontera con Hungría, Serbia, Ucrania, Moldavia y Bulgaria. Tiene una población de 19,5 millones de habitantes.

                Nada más llegar a su frontera nos recibe un paisaje típico mediterráneo, con una naturaleza exuberante, montañas y ríos por dondequiera que miremos. El verde es nuestro compañero de viaje y la amabilidad y cercanía de sus gentes como la mejor energía para querer permanecer durante largo tiempo.


                Nuestra primera parada es para degustar uno de sus manjares típicos: el sarmale, consistente en un rollito relleno de carne, acompañados por la marmaliga que es una masa de maíz además del toque picante, la guindilla, para entrar en calor, ya que este plato típico se suele comer por nochebuena y por estas zonas el frío es latente, sobre todo en las largas noches y llenas de nieve.

                Lo primero que nos sorprende es que la mayoría de los restaurantes son tradicionales, se sirven de materias primas de la zona y eso, a día de hoy, es de valorar porque nos acerca más el lugar por el que pasamos, no sólo visualmente, sino por todos los sentidos, el del olfato y el gusto, los que más se deleitan.

                Tuvimos la oportunidad de hablar con una anciana que nos estuvo relatando las vivencias típicas de Rumanía en las diferentes festividades, y de contarnos que la religión que se profesa mayoritariamente es la católica ortodoxa.

En Navidad la gente tiene por costumbre ir de casa en casa cantando, recitando poesías y leyendas. La Pascua la dedican a la búsqueda de los huevos típicos, que decoran y pasan en familia dicha festividad.



Aquí nos despedimos hasta la próxima parada...
¿Nos acompañáis en esta aventura?